jueves, 12 de febrero de 2015

Bailar tango… la sensibilidad vs. el virtuosismo

bailar-tangoAl bailar el tango, muchos factores nos sorprenden, seducen y llaman la atención. Aunque la mayoría de las personas no lo bailen, son muchos los que sienten algo especial, incluso con solo mirarlo.
Entre quienes lo bailan y lo aprenden, es común desarrollar muchas disciplinas. Estas pueden ser pasos, coreografías, estilos de baile, técnicas, postura, sensibilidad, musicalidad manejo de pista cambios de roles y hasta elongación. Pero la elección de estas disciplinas, puede llevarnos por caminos muy diferentes y no todos necesariamente prácticos. Por lo general el que lo aprende no elige inicialmente estas disciplinas, si no que aprende lo que le enseñan sus maestros. Y lo más común, es que lo primero que se enseña, es “el paso básico”. Esta estructura lamentablemente no lleva a algo con lo que el alumno pueda moverse en la pista o entenderse con la pareja.
Cuando los alumnos lo aprenden, lo que les queda es la sensación de tener un mapa de pasos aprendido de memoria, que frustra inmediatamente cuando se ven en la posibilidad de bailar en medio de otra gente. Habiendo perdido así un tiempo precioso en lo más fundamental e inmediato:
La comunicación, la marca, la recepción de la marca y el caminar. Lo inmediato, lo urgente e imprescindible, es que se entienda el idioma que utiliza el cuerpo. Ese que cuenta que el hombre guía la danza y ella corresponde a esa guía con una espera sensible, como si flotando, se dejara llevar por una corriente suave pero segura.
Que cada movimiento del hombre, es como un sonido que la mujer escucha durante todo su proceso, así como también los silencios,
Que quien lleva, debe cuidar a la mujer con una marca clara y sin dudas.
Y luego que se pueda caminar con esa idea. Claro que también, se dan un sinfín otros de desarrollos; y todo esto debe hacerse con mucho cuidado.
Recuerdo como varios profesores, cuando yo empezaba en el tango, pretendían enseñarme giros, ochos y adornos antes de poder caminar o marcar!
Después de muchos años de haber tenido aquellas experiencias, me aterra ver que esto sigue ocurriendo. Tal vez habría que preguntarse; o mejor, preguntarle a los alumnos, que es lo que desean cuando van a una clase:
Si lo que buscan es subirse a un escenario y hacer coreografías o si solo buscan poder bailar humildemente con un/a compañero/a y compartir un baile. Este punto es interesante. A mucha gente le gusta mostrarse. Y tal vez lo disfruten. Pero ese no es el sentido de la danza social. En la milonga (lugar donde se baila el tango) se busca conectarse con un compañero/a. y disfrutar “solo entre dos”, la danza y sus sutilezas, aunque este mismo acto comparta la pista con varias parejeas que bailan junto a nosotros. Y en esos momentos no se necesita demostrar, sino sentir.

El abrazo

Uno de los lugares más sensibles del tango, es quizá, el abrazo. Hoy que tengo la oportunidad de que muchos me lean, escribiré recordando lo que muchas mujeres me han contado sobre los horrores de los abrazos masculinos que “apresan, estrujan y asfixian”; así como otros que revolean a la mujer como una bolsa de pochoclo rota.
Es curioso, pero muchos creen que van a sorprender a una dama haciendo la mayor cantidad de pasos a altas velocidades. Y que mientras mas complejos se hagan los pasos, mejor se verá su baile… y aquí el abrazo se descuida y también a la mujer.
Me atrevo a opinar que la mujer no cree que eso sea agradable. Son muchas las que me cuentan que prefieren a los hombres que hacen muy bien lo poco que saben, aunque solo sean cinco pasos escuchando la música; y no a quienes tratan de demostrar un enorme compendio de pasos, complejamente entrelazados y que no dan respiro ni a los pies, ni a los pulmones.

Una de Cal y otra de Arena:

Por otro lado, yo mismo eh sufrido el peso de muchos abrazos femeninos en mis hombros y cuello. O bailes que me arrastraban en vez de esperarme. Así también como sentir de que muchas me usaban como bastón a veces, y otras como trampolín para sus acrobacias.
Sin dejar de ser caballero, me gustaría recomendarle a las damas de que piensen e intenten, en tener un equilibrio propio, y no depender del hombre para ello. Hay muchas técnicas para ello. Seguramente habrán escuchado por ahí de que las mejores bailarinas “no pesan”: “_es como si volara-“se escucha de vez en cuando a los muchachos suspirar…
Yo comparto esa opinión.
El abrazo, la marca y todo el baile, no son cuestiones de fuerza, si no de sutilezas.
Lograr que nos entiendan no parte desde el someter, sino de comunicar. Y seguir a alguien no es corresponder, sino aceptar al otro y dejarse llevar.
Es peligroso llevar actitudes acrobáticas o de exhibición a la milonga. Pues Luego vemos parejas en el medio de la milonga haciendo interminables secuencias circulares con patadas, Ganchos y volcadas deteniendo la circulación de todos los bailarines. Claro que es comprensible que quien paga por ver un espectáculo desee ver destrezas veloces, acrobacias, saltos, desnudos y actitudes malevas. Sería poco comercial poner en un show, una pareja de viejitos que bailen como los dioses disfrutando íntimamente de su danza.
La comunión entre lo virtuoso y sensible pocas veces se ve. Es difícil unir estos dos factores. Quien empieza a bailar el tango, la mayoría de las veces llega con la idea de lo que se ve en la televisión o shows. Y le resulta raro saber que el tango social no es lo que se publicita en todos los medios masivos.
Muchas veces me hago preguntas: Puede alguien verse bien y aún así bailar mal?, Puede alguien verse mal y aún así bailar bien?

El profesor, el bailarín

Muchos grandes bailarines/as se ponen a enseñar, y enseñan a principiantes cosas que ellos mismos hacen bien como bailarín/a de escenario (y sabe que no se usan en la milonga) y luego el alumno se acostumbra a exigir pasos o cosas vistosas para que todo el mundo lo mire aunque su pareja no se sienta bien o su baile no funcione en el entorno social.
Es una verdadera pena que no escuchemos a muchos profesores hablar de la sensibilidad de la marca, la musicalidad, buscar la tranquilidad en vez de la velocidad, encontrar los silencios y tratar de entenderse con cualquier bailarín/a.
Lograr que los alumnos se preocupen por hacerse entender o entender al otro con marca y espera, en vez de “corresponder” a un paso básico o esperar un paso para luego hacer otro como secuencia.
Los bailarines de escenario practican varias horas por DIA para mostrar lo que mucha gente paga para ver en los shows. Este virtuosismo puede ser admirable, pero sólo se ve de lejos, el que mira no sabe que es lo que esta sucediendo dentro de la pareja cuando hacen sus figuras más espectaculares.
Pero si se miran los gestos faciales mientras ocurren todos esos movimientos, en la mayoría de los casos se ven caras rígidas y tensas, sobreactuadas o gestos duros forzados y serios. Sin embargo, el espectador de una milonga, puede encontrarse con algo muy diferente. Si mira bien a las parejas, y las mira a la cara, puede encontrar la transformación de una sonrisa. Quizá encuentre el momento justo de cuando se cierran los parpados de una mujer. O advertir una respiración profunda antes de la apertura de un paso sobre el sonido del violín.

Que se busca en la música?

La mujer podrá buscar el placer de escuchar la música, pero deberá buscar la música no en el aire, sino dentro del hombre. Cada bailarín contara una historia diferente con un mismo tema. Cada hombre siente y escucha distinto. Y lo que cada mujer responde y expresa es único. Tal vez por eso la sensibilidad y el descubrimiento en el tango no tiene límites.
Cuando el hombre sigue a la música, El tiempo fuerte de un tango se escucha muy claro, pero a veces ese instrumento que lo lleva (comúnmente el bandoneón o el piano), puede dejar paso al llanto de un violín, o cambiar la respiración gimiente del bandoneón y su ritmo estirado. Cada persona escuchará diferente, eso es cierto, pero el músico y la música nos cuentan cosas, habría que escuchar, no solo en sus tiempos fuertes, y ver si nos pide pasos marcados y figuras todo el tiempo; o si nos sugiere un silencio, un relentizar del paso, marcar con suavidad o buscar la pasión en el siguiente compás.
Pisar en la estructura métrica musical no es suficiente. Técnicamente quizá se puedan meter más de tres pasos en un tiempo, pero tal vez habría que buscar algo que nos conmueva en la música y luego medir la velocidad. Encontrar la conexión de la compañera o compañero tanto en un paso, como en un silencio. En el tango como en la vida, la cantidad, no es necesariamente calidad. Creo que cuando se escucha mas, uno puede elegir mejor la elección de un paso adecuado. Como si la música nos dijera que paso usar. Es por esto que las estructuras coreográficas no sirven –a no ser que bailemos siempre el mismo tema-.
Imagino en un mundo ideal, a todos los hombres que guían la danza, teniendo posados sobre los hombros, como voces de la conciencia, dos pequeños angelitos dibujados por Sábat: un Pichuco de un lado y un Pugliese del otro. Ya ellos nos dirán que hacer. Y por supuesto, la mujer agradecida.
Manuel González
De “El Amague”
www.elamague.blogspot.com
zozedurden@yahoo.com.ar

domingo, 8 de febrero de 2015

Beneficios del Baile


Para empezar os recomiendo leáis este articulo del periódico ABC sobre los Beneficios de practicar  Baile




Una dosis de baile semanal recompone el cableado neuronal y retrasa el envejecimiento del cerebro, porque exige tomar micro-decisiones muy raudas. Reconforta el ánimo y es la mejor receta, según los expertos, si se ambiciona una vida saludable

Marcarse un baile es mejor antídoto contra el envejecimiento cerebral que hacer crucigramas todos los días. A los «combates» caseros conocidos por todos para, por ejemplo, retrasar todo lo posible el mal de Alzhéimer se une un remedio no tan mentado por los neurólogos pero que traen a la memoria psicólogos del deporte y de la actividad física: bailar. Marcarse unos pasos, simple y llanamente. Ya lo evidenció un trabajo exhaustivo de científicos de la Escuela Albert Einstein de Medicina, en Nueva York (Estados Unidos), que probaron que danzar durante el tiempo libre aumenta la complejidad de la sinapsis neuronal, contribuye a reestructurar el cablado neuronal una y otra vez y potencia, con su improvisación, que el cerebro se mantenga en guardia.
abc
Motiva, levanta el ánimo y es un ejercicio social también
Ernesto Camargo, conocido en el argot de la capoeira que impone sobrenombres a todos los maestros como «instructor Gato», compila una retahíla de beneficios del baile que van mucho más allá. «Hay alumnos que han entrado a mis clases con problemas de dislexia y han llegado a coordinarse y mejorar su equilibrio enormemente con ellas», corrobora. No en vano, hay diversos análisis como el auspiciado desde la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington que cotejó que bailar tango resultó ser mejor y más útil que otros ejercicios en orden a mejorar la capacidad de movimientos en pacientes con párkinson.
nieves sanz
Práctica de un baile brasileño físicamente exigente, la capoeira
«El baile ayuda bastante, incluso, a personas con alguna discapacidad mental y con enfermedades neurológicas, ya que beneficia a su capacidad de movimiento. La verdad es que hay otros alumnos que entran en clase enfadados, estresados, "torcidos", con sus problemas diarios, y salen convertidos en otra persona», prosigue Camargo. Por no hablar del provecho físico, para aquejados de exceso de kilos, que encuentran en los movimientos coordinados y la alta exigencia que reclama la práctica de la capoeira su acicate idóneo para la «puesta a punto» del organismo. Se regulan hábitos alimenticios, se pierde peso, se gana músculo... Lo único negativo que podría mentarse de la práctica de este baile nacido en Brasil y con mezcolanza de artes marciales y danza,comenta Camargo, es que «en ocasiones la técnica de los movimientos de la capoeira, la combinación de saltos y patadas ambientada con música y cantos, exige tan correcta ejecución que pueden llegar a ser lesivos, pero no es lo habitual».
Este latino lleva ocho años en España instruyendo con sus técnicas a alumnas como Paula Losada. Ella, brasileña de origen, conversa también con ABC.es acerca de las bondades de bailes como el nativo, que en nuestro país cuenta ya con miles de asiduos: «Es muy completo, te ayuda a tonificar y a ponerte fuerte. Es una ayuda física, social y psicológica la que proporciona el hecho de bailar», ya que, explica, «la capoeira, por ejemplo, no es solo baile, es música y lucha en directo». En tanto en cuanto, añade Ernesto Camargo, «tienes que preparar mentalmente la estrategia para luchar contra el oponente, lo que te mantiene en alerta a ti y a tu cerebro».
En tiempo de Carnavales, con el de Río de Janeiro como icono mundial, Losada no tiene inconveniente en asimilar ese estereotipo del brasileño radiante moviendo su esqueleto por las calles de la urbe carioca: «El baile se convierte en una expresión del estado mental y anímico. Es una gran manifestación de alegría, de mucha gente al mismo tiempo, así que me parece muy bien extraer como parte bonita del tiempo de Carnaval» esa marcha de bailarines cosmopolitas.

Ganancias sensitivas

Es difícil encontrar pegas al baile. Tras comprobar las respuestas de alumnos e instructores en el Centro Cultural Deportivo Río -la Asociación Río está radicada en la calle Cochabamba, número 2 (metro Colombia) de Madrid-, la mejor conclusión sería la de que destinar un tiempo semanal al baile es bueno, en realidad, para todo. El instructor, intrincado en la escuela mundial Abadá de capoeira, añade ganancias emocionales como el refuerzo del autocontrol, sensibilidad, diversión y energía... «En particular, este baile trabaja todo con movimientos cruzados, esto es, das un golpe, y tienes que cambiar los brazos, coordinándote y con toda tu musculación» en actividad, agrega.
Eso es, en cifras, lo que recogieron el gerontólogo Joe Verghese y sus colegas de trabajo en la Albert Einstein de Medicina neoyorquina, quienes en su artículo publicado en la revista «New England Journal of Medicine» infieren que mientras resolver juegos de lógica y sopas de letras mitiga en un 47% el riesgo de demencia en la ancianidad, bailar varias veces a la semana consigue minimizar ese peligro hasta en un 76%.

El baile como catalizador social

El baile, además, es un centro de relaciones sociales, un deporte practicado en colectividad, exponen psicólogos especializados en esta rama, que reconforta la autoestima, combate la timidez y la soledad y reduce la tasa de depresión y la ansiedad. Canaliza la adrenalina y levanta el ánimo, por si fuese poco. En el baile social es preciso tomar muchas decisiones en centésimas de segundo, sin un patrón establecido como lo fuera montar en bicicleta, por lo que ha de innovar movimientos con la pareja, reacciones instantáneas y a veces alambicadas para sobreponerse al compás que imprime la otra persona. La permanente improvisación que exige para renicorporarse al sentido del ritmo del resto de bailarines mantiene al cerebro plenamente activo.
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Bailar nos diferencia de los robots, porque el sentido del ritmo y el movimiento coordinado activa nuestro cerebro
Los beneficios para la salud y condición física del organismo son cuantiosos: fortalece los pulmones y el corazón, mejorando la circulación de la sangre por el organismo. De esta manera, la American Heart Association (AHA, de acuerdo con sus siglas en inglés) llega a «recetar» baile para prevenir enfermedades y sintomatología de dolencias cardiacas. Según esta asociación, hay que bailar con cierta regularidad, no abandonar este buen hábito, que mantiene altas la motivación y el entusiasmo, por lo que es mucho más ameno mantener la salud del corazón con este ejercicio aeróbico que con otros deportes más exigentes, considera.
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Los beneficios físicos del baile radican en que ayuda a controlar la presión arterial y previene la pérdida de masa ósea
Arguyen también los especialistas que el baile ayuda a controlar la presión arterial, el nivel de azúcar en sangre, y los niveles de colesterol (porque eleva el índice de colesterol bueno); logra dar flexibilidad a la columna vertebral y mejora la postura corporal, lo que indefectiblemente va unido a la liberación de tensiones contracturadas y evita la fatiga.
Como todo ejercicio, puede prevenir la pérdida de masa ósea, y disminuye a la larga la osteoporosis. Como citaba el propio instructor Gato, mejora las destrezas, habilidades, la flexibilidad, agilidad, coordinación, el nivel de energía, fortalece el sistema inmunológico y, tal y como señalan los psicólogos del deporte, libera endorfina o la popularmente conocida como «hormona de la felicidad», de modo que mientras uno se divierte y mueve el esqueleto, refuerza su vitalidad. La rigidez articular se evapora con unos bailes. Se trata, en síntesis, de la actividad que mayor sincronización requiere de todo nuestro organismo, cabeza y cuerpo, y de acuerdo con muchas Sociedades Médicas debería ser la alternativa o el complemento propicio al gimnasio, además de ser un ingrediente más de la dieta y estilo de vida cardiosaludables.
El mejor consejo, así, para que tu salud reciba la vitamina que te está pidiendo es darle una dosis de baile, y «tomarla» por espacio de unos treinta minutos, tres veces a la semana. El resto marcha solo. 

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